lunes, 11 de mayo de 2020

ENS COMPLEMENTEM: UN CUENTO YUKPA DE ABYA YALA (AMÉRICA)


Por Génesis Saray Sira Bracho




Abya Yala es como llaman muchas personas al continente Americano, como forma de dar visibilidad a uno de los tantos nombres que poseía dicha tierras antes de la conquista colonial. 

Conocer de forma sustancial las culturas del mundo es una forma de promover los derechos de niños, niñas y adolescentes del mundo, ya que estamos hablando del derecho a la autodeterminación, y de una educación basada en la tolerancia y el respeto. 

Me gusta llamarle así, porque considero que conocer un poco de nuestra esencia (todos/as tenemos un origen  cultural ancestral, aunque pensemos que no), nos enseña otra forma de ver la vida, y de conocer la felicidad. La literatura,  mitología, historia o filosofía de otras culturas, nos abre un mundo donde podemos encontrar formas de redirigir nuestra relación con la  madre tierra como parte de nuestro universo. Muchos pueblos originarios (tengamos en cuenta que sólo en América del sur la cantidad de de comunidades indígenas es inmensa, comunidades que aún están presentes, en unos, conservando su lengua, sus hábitos y cultura y en otros a través de la herencia familiar que supone en muchas ocasiones ser latinoamericano) mantienen tradiciones a las que hoy llamamos orgánicas y ecológicas. 

Venezuela es un territorio culturalmente unido con muchos territorios, su población es ampliamente mestiza, afrodescendiente, indígena y euro- descendiente. A veces, cuando hablo de la parte indígena o afro de Venezuela, la gente todavía se sorprende, ya que cada persona tiene un imaginario estereotipado de cómo debe lucir una persona según su origen, lo cierto es que en Venezuela todavía existe más de 30 pueblos indígenas que aún luchan por su soberanía y autodeterminación estando relacionado así también con los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes del mundo, y que también los más pequeños que forman parte de las comunidades originarias que hoy defienden su cultura tienen el derecho a dicho autodeterminación y vida en bienestar.

Me gustaría poder transmitir, una enseñanza fundamental de las culturas prehispánicas, y es la percepción del medio que nos rodea, la naturaleza, si conocemos mejor sobre otras culturas podremos entender la gran necesidad de esa palabra que escuchamos cada vez más “sostenibilidad”. La historia  es de origen Yukpa, los cuales habitan las tierras Zulianas (provincia de Zulia)  desde épocas precolombinas, ¿te animas a compartir esta historia con los más jóvenes de tu hogar? 



Osenma 

Cuenta la sabiduría indígena que Osemma llegó a la Sierra de Perijá (en el Estado Zulia de Venezuela)  y comenzó a preparar su conuco (parcela de tierra destinada al cultivo). Desmalezó el terreno, abrió los surcos, sacudió su larga cabellera de la que se desprendieron granos de maíz y semillas de café. Dejó que los luceros llovieran sobre su cuerpo y al amanecer restañó sus brazos regando la siembra con ese rocío.
Los Yukpas pasaban a su lado y se reían. Osemma quería explicarles que la gestación de todo ser, sentimiento e idea ocurre en lo profundo y en silencio. Su lengua no lograba pronunciar las palabras adecuadas. Una ardilla sonriente cruzó saltando el conuco, llegó hasta los Yukpas y tradujo lo expresado por él.
Pasó el tiempo. Brotes de maíz y café maravillaron a los Yukpas. Se quedaron con Osemma aprendiendo los secretos de la agricultura y relegaron la cacería para un solo día a la semana. Poco a poco cobraron habilidad y gracias a la fecundidad perpetua de la tierra ya no tuvieron hambre.
Mireya cada día le pedía la hiciera su compañera de vida pero Osemma le replicaba que ese amor no era su destino.
-¿Cómo voy a saber cuándo el amor me toca?
-Lo sabrás. Dijo Osemma despidiéndose. Se empequeñeció hasta convertirse en un ratón que escurrio su cuerpo por una grieta de la montaña. Al desaparecer ocurrió el primer terremoto conocido en el mundo. Los ojos de Mireya buscaron asidero. Una mirada le brindó soporte. Un temblor telúrico sacudió sus entrañas. 
Supo así que se había enamorado





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